"Experimentamos el día porque existe la noche,

el blanco porque conocemos el negro, el estar

fuera porque hemos estado dentro. El contraste

nos hace ser conscientes de los opuestos."(1)

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(1)J.J. Beljion. Gramática del Arte. Celeste Ediciones, 1993

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Esta serie de piezas  en plata, oro, tektita y piedra de río dialoga con la tensión esencial de los opuestos que describe J.J. Beljion: un contraste que no separa, sino que revela. Cada material actúa como un símbolo de fuerzas complementarias: la tektita, con su origen espacial en el impacto y la transformación, representa lo cósmico y lo abrupto, mientras que la piedra de río, suavemente moldeada por corrientes persistentes, evoca lo terrenal y lo continuo. La plata y el oro, en su brillo y temperatura, marcan un pulso entre lo frío y lo cálido, lo fugaz y lo eterno. Estas piezas invitan a quien las lleva a reflexionar sobre la coexistencia de las dualidades y a celebrar la belleza que surge en los límites donde los opuestos se encuentran.